Derrota inesperada y poca casta del Irubat

Cuando juegas ante un equipo inferior, que va último en la tabla, piensas que tienes que ganar sí o sí. Pero esta vez no fue así. Y es que los errores individuales, más que colectivos, tanto en ataque no convirtiendo claras opciones de gol y en defensa, con fallos de marcaje clamorosos y de falta de colocación de los dos porteros, pues hizo que el Olabide, que sólo llevaba 4 puntos en la tabla, arrancase los 3 puntos del campo de los Astrónomos. Y lo que es peor, el equipo no fue capaz de reaccionar y poner en apuros al final la portería de los chavales de la Ikastola. De nada sirvieron los tantos de Iñigo y Eder, que por dos veces pusieron arriba a los nuestros, porque enseguida reaccionaba el Olabide y empataban el choque; y luego ante la debilidad de nuestro equipo aprovechó un contragolpe para sentenciar el choque. Este partido volvió a demostrar la falta de caracter y la irregularidad de este equipo que ha caído en picado las últimas jornadas y no da muestras de mejorar, sobre todo porque no todo el equipo va a una. Parece que hay chavales que están pensando en otra cosa y no trabajan para el equipo. O eso, o es que varios no valen para jugar en la categoría de Rendimiento y tendrían que estar jugando en Participación. No es normal que no se hagan faltas, cuando los rivales, TODOS LOS RIVALES, ya saben que antes de que un jugador rival cree peligro, hay que hacer un falta táctica, sobre todo en el centro del campo y en la defensa. NUESTROS CHAVALES SON UNOS BLANDOS, que tienen poco carácter, menos mal que esto acaba pronto y que el año que viene pasarán a cadetes, y ahí todo el que no es esfuerce o no tenga calidad no va a jugar. No es normal que 4 ó 5 jugadores (Eder, Unai que jugó incluso enfermo, Aitor e Iván) terminen el partido rotos y otros casi ni suden la camiseta. Ojalá que la temporada termine cuanto antes para se dejen las cosas claras en el equipo y realmente sigan los que se impliquen. Luego te pueden salir mejor o peor las cosas, pero al menos hay que morir en el campo y no deambular por el mismo.